Fuente : tipsalud.com


El trabajo de parto da inicio cuando se presentan las contracciones uterinas con una frecuencia rítmica de 3 a 15 minutos y cada una con una duración de unos 30 segundos, favoreciendo la dilatación del cuello uterino. A partir de éste momento, se debe de tener un control especial por parte del ginecólogo y sus ayudantes.

Lo que se debe de controlar es:

Frecuencia cardíaca fetal: En algunos hospitales se suele imprimir el control de los latidos del feto, y en otros son apuntados en un partograma por el personal de atención del parto. Se recomienda auscular la frecuencia cardíaca del feto (FCF), cada 15 minutos por 60 segundos durante la dilatación, y durante el periodo expulsivo, debe de ser cada 5 minutos. Si se llegan a presentar alteraciones la FCF, la ausculación deberá sustituirse por la monitorización continua.
Dinámica uterina: El control de las contracciones uterinas puede ser realizado de manera mecánica, usando un manómetro o por medio de un catéter de presión intrauterino el cual brinda lecturas más precisas de las contracciones y de los latidos fetales.
Control de signos vitales: Es muy importante tener el control y el historial del pulso, la presión arterial y la frecuencia respiratoria de la madre durante todo el trabajo de parto.
Tacto vaginal: Este es el método más aceptado para controlar el proceso del parto. Ésto solo se debe de hacer la cantidad de veces que sea necesario.
Este tipo de control y vigilancia del trabajo de parto es vital, ya que así se evitaran y detectaran complicaciones que puedan ser irreversibles tanto para la mujer como para el bebé.