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Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son enfermedades que posiblemente hayan existido siempre. Según las diferentes épocas históricas, sus descripciones han determinado la justificación en los comportamientos actuales de los TCA.

Es conocido que las mujeres desarrollan con mayor frecuencia desórdenes de la conducta alimentaria que los hombres, y el género femenino generalmente es considerado un factor de riesgo importante para los TCA. Al contrario de lo biológico, el rol del género es un constructor social del estereotipo cultural de lo que se considera como un comportamiento típicamente masculino o femenino.

Factores psicológicos que pueden contribuir:

  • Baja autoestima
  • Sentimientos de insuficiencia o falta de control de su vida
  • Depresión, ansiedad, enojo y soledad
  • Factores interpersonales que pueden contribuir:

Relaciones personales y familiares problemáticas

  • Dificultad para expresar sentimientos y emociones
  • Historia de haber sido molestado o ridiculizado basado en su talla o peso
  • Historia de abuso físico o sexual

Factores sociales que pueden contribuir:

  • Presiones culturales que glorifican la “delgadez” y le dan un valor a obtener un “cuerpo perfecto”
  • Definiciones muy concretas de belleza que incluyen solamente mujeres y hombres con ciertos pesos y figuras
  • Normas culturales que valorizan a la gente en base a su apariencia física y no a sus cualidades y virtudes internas

Factores biológicos que pueden contribuir:
Los científicos todavía se encuentran investigando por posibles causas bioquímicas o biológicas de los trastornos de la conducta alimentaria. En algunos individuos con trastornos alimentarios, se ha encontrado que ciertas substancias químicas del cerebro (llamadas neurotransmisores) que controlan el hambre, elapetito y la digestión se encuentran desbalanceados. El significado exacto y las implicaciones de estos desbalances  aún se encuentra en investigación.
Los trastornos de la conducta alimentaria usualmente se presentan en familias. Los estudios actuales nos indican que la genética tiene contribuciones significativas en los trastornos alimentarios.