
Ahora bien, la mejor forma de tomar la leche es desnatada, ya que es muy buena para mantenernos en forma y evitar la ingesta de grasas saturadas. Sin embargo, este alimento tiene muchas otras funcionalidades.
Según estudios realizados, las personas con un consumo elevado de leche y productos lácteos desnatados tienen una reducción del 50% en el riesgo de desarrollar hipertensión comparadas con aquellas con un consumo bajo o no consumo. Sin embargo, no se encontraba ninguna asociación entre el consumo de productos lácteos enteros y el riesgo de hipertensión. Muy raramente ganan peso corporal las mujeres que toman leche, porque lo que ganaban en masa muscular lo perdían en grasa. Los datos mostraron que esas prácticas relativamente sencillas que son el ejercicio cotidiano de levantamiento de pesos, y el consumo de leche asociado a esta práctica, resultan ser una combinación ideal para mejorar de manera sustancial la composición corporal de las mujeres y su salud.
La leche desnatada puede sustituir la leche integral, ya que posee cantidades similares de proteínas, potasio, fósforo y otros nutrientes, principalmente el calcio, tan importante para mantener los huesos fuertes; pero sus beneficios se enfocan en tener un valor calórico más pequeño porque posee menos grasas saturadas, aquellas que en exceso elevan los niveles decolesterolLDL o “dañino” además de incrementar la masa adiposa en el organismo.