Los sonidos que hacen los bebés cuando lloran podrían ofrecer una idea de la probabilidad de que más tarde pudieran llegar a ser diagnosticados con trastornos del espectro autista, según sugiere un pequeño estudio preliminar.
Sin embargo, es demasiado pronto para saber si realmente hay una conexión entre el llanto y el autismo o por qué podría tal conexión existir en primer lugar. Incluso si hubiera un vínculo, la diferencia entre el llanto de los bebés que se están desarrollando con normalidad y el de aquellos con autismo puede ser demasiado sutil para que la gente lo note sin hacer un análisis de audio computarizado.

También se encuentra la cuestión de qué se podría hacer, en todo caso, para ayudar a los bebés con alto riesgo de autismo. Hasta ahora, los médicos no pueden diagnosticar trastornos de autismo hasta la edad de 18 meses.
Sin embargo, el análisis de los llantos de los bebés podría permitir a los profesionales reconocer a los bebés adecuados para poder supervisarlos o intervenir más tempranamente, según dijo el autor principal del estudio Stephen Sheinkopf, profesor asistente de psiquiatría y comportamiento humano de la Brown Medical School en Providence, RI.

Se necesita mucha más investigación para entender si existe una conexión entre el autismo y la acústica de llanto.
Si de hecho pudiera hacerse un diagnóstico temprano con esta herramienta, una nueva investigación sugiere que sería posible ayudarles a estos niños a aprender a comunicarse mejor con los demás.
Todas las medidas tempranas que puedan ser tomadas para poder ofrecerles a los niños con estos trastornos una mejor calidad de vida, deberían ser consideradas.