Fuente : nutricion.pro


Cuando ingerimos alcohol, éste pasa a nuestro estómago y empieza a ser absorbido. El alcohol pasa a la sangre del estómago y los intestino a través de la pared del estómago y antes de que pase al flujo sanguíneo corriente, es transportada hasta el hígado.

El alcohol supone un gran trabajo para nuestro hígado  que ha de apartar todas sus actividades para metabolizarlo mediante la producción de una encima llamada deshidrogenasa. El hígado se ve muy afectado por esta labor que, incluso si se repite constantemente y se ingieren grandes cantidades de alcohol, podría modificar la estructura celular del mismo.

Este proceso disminuye la capacidad de nuestro hígado para metabolizar las grasas ya que se está ocupando principalmente de metabolizar el alcohol. La ingesta continuada de alcohol podría derivar en el cambio anteriormente mencionado en el que la estructura celular del hígado cambiaba y verse alterada permanentemente la capacidad de nuestro hígado para metabolizar las grasas quedándose éstas acumuladas en el. (Higado graso)

Existen tres enfermedades asociadas a el exceso de consumo de alcohol. La principal sería la ya citada (hígado graso), la hepatitis alcohólica sería la segunda y la tercera sería la cirrosis alcohólica. Están ordenadas de menor a mayor según su gravedad. La hepatitis alcohólica puede darse en varios niveles y podría producir que el hígado falle. La cirrosis se caracteriza sobre todo por la muerte celular de los tejidos del hígado.