Uno de los métodos convencionales para tratar de identificar la presencia de un cáncer de mama es la autoexploración, mismo al cual podría seguir una mamografía; en cualquiera de los 2 casos se intenta encontrar a determinados bultos sospechosos en el área de los pechos.
La mamografía intentará descubrir a minúsculos bultos que la autoexploración no pudo detectar; de allí que un médico tratante sabrá definir cuál tipo de cáncer de mama que está presente en un paciente, habiendo unos cuantos que vale la pena mencionar como una manera de conocimiento general.
Reconociendo el tipo de cáncer de mama que afecta nuestro organismo
Cuando se ha llegado a encontrar un bulto sospechoso en el pecho, el mismo no necesariamente podría involucrar a un cáncer de mama, ya que 9 de cada 10 son completamente benignos. De allí que los diferentes tumores del seno podrían ser:
- Carcinoma ductal. Esta patología se caracteriza por su presencia en los conductos mamarios, mismos por donde circula la leche hasta el pezón.
- Carcinoma lobular. En este caso el proceso de filtración es similar al anterior, pero expandiéndose en dirección al tejido adiposo desde los lobulillos.
- Cáncer inflamatorio de mama. Este es uno de los más agresivos que existen, pues crece demasiado rápido; tiene el nombre de inflamatorio porque las células cancerosas llegan a bloquear a los vasos linfáticos, lo cual da a la piel una apariencia ahuecada y gruesa.
- Cáncer de Paget. Este se caracteriza por propagarse desde la piel que rodea al pezón; se los suele identificar debido a que dicha área (pezón y aureola) se vuelve rojiza y escamosa, existiendo pérdidas de sangre ocasionales.
La mamografía es uno de los exámenes más eficaces para tratar de identificar al cáncer de mama, el cual basado en rayos X llega a detectar al tumor incluso antes de que pueda ser perceptible al tacto. Los especialistas recomiendan a las mujeres de entre los 50 a 55 años hacerse este examen por lo menos una vez al año.