Por: Canal Dental (www.canaldental.com)
[24/06/2009]

Los terceros morales, conocidos popularmente como muela del juicio, deben tener un cuidado especial. Si no erupciona con los años, incluso puede generar quistes y tumores. Una simple radiografía a tiempo evita severas complicaciones a futuro, advierte el doctor Alejandro Hermosilla, docente de la Facultad de Odontología de la Universidad Andrés Bello.

Muela del juicio es el nombre que reciben los terceros molares, que son los últimos dientes en erupcionar. En total son cuatro: dos en la mandíbula (izquierdo y derecho) y dos en el maxilar superior (izquierdo y derecho). Salen por detrás de los segundos molares definitivos.

“Su fecha de erupción es amplia y varía según el caso, pudiendo ser desde los 15 a los 25 años, aproximadamente. Su nombre se debe a que asoman a una edad en que la persona ya actúa con juicio. Y también, literalmente, por la intensidad del dolor que ocasiona, ya que puede hacer perder el juicio y la cordura a cualquiera”, explica el doctor Alejandro Hermosilla, docente de la Facultad de Odontología de la Universidad Andrés Bello.

Respecto a si es efectivo que no a todas las personas les erupcionan debido a factores hereditarios, el odontólogo señala que “en general, existen tres posibilidades para estos terceros molares. Primero, que por razones genéticas el tercer molar no se forme, por lo tanto, nunca erupcionará. Segundo, que quede atrapada en el hueso en forma parcial o total, provocando una serie de problemas que deberán ser atendidos por un profesional. Y tercero, que erupcionen y participen en forma normal en los procesos de masticación y otras funciones de los dientes”, agregó el odontólogo.

Extraerla

La extracción de los terceros molares puede ser una forma de prevenir futuros problemas, siempre y cuando se detecte a tiempo que la pieza dentaria en cuestión está en una mala posición y no va a ser posible su erupción de forma natural.

“De ser necesario extraerlas, se recomienda que se haga lo antes posible (antes de los veinte años), cuando más joven es el paciente al momento de la extracción, menores son las complicaciones. También hay que considerar casos en que los terceros molares pueden ser de gran ayuda para la masticación y es bueno conservarlos, como cuando el paciente ha perdido con anterioridad algún molar, el tercer molar puede reemplazar en boca la función de la pieza perdida. Todo esto lo debe determinar un especialista, por eso es sumamente importante acudir a los controles periódicos con su Odontólogo”, dice el especialista.

Precauciones

Es importante saber que cuando la muela del juicio no erupciona con los años, en ocasiones pueden aparecer quistes y tumores. “Una simple radiografía a tiempo puede evitar severas complicaciones a futuro, ya que nos va a permitir conocer la posición y forma en que está creciendo la pieza para extraerla antes de sufrir dolor. Se debe controlar si existe dolor o presión en las encías o hueso mandibular, enrojecimiento o inflamación en la encía alrededor del diente afectado, a nivel del cuello o detrás del oído, dificultad para abrir la boca, dolores continuos de cabeza, oído o dental sin causa aparente y alguna sensación o sabor desagradable cuando mastica o muerde”, advierte el doctor.

Consecuencias

Puede haber problemas de tipo infeccioso cuando el molar se encuentra atrapado parcialmente y sólo se logra ver una pequeña parte de él, se forma una bolsa en la encía en la cual se retiene alimento.

“La inflamación se puede extender hasta la mejilla y los ganglios del cuello, el paciente no puede abrir bien la boca, presenta dificultad al tragar, y un dolor muy fuerte. A esa infección se le conoce como Pericoronaritis y debe ser tratada con antibióticos específicos, limpieza, retiro del alimento atrapado y drenaje del absceso, todo esto antes de la extracción del tercer molar”, subraya el odontólogo.

En ocasiones, se producen tumores que pueden ser sumamente agresivos y puede alcanzar considerables dimensiones. “Se dice que cuando están ubicados en una mala posición, pueden provocar un apiñamiento dentario de las piezas presentes en la boca, al estar realizando su fuerza de erupción hacia adelante. La presión que ejercen sobre los segundos molares puede provocar dolores severos y un desorden en las fuerzas de la masticación ocasionando mal funcionamiento y dolor en la articulación de la mandíbula con la base del cráneo (articulación temporomandibular)”, concluye el docente de la UNAB.